Arturo Espinosa Rosique. (Arty) : Dos grafitos más

Ivo Svetina.

Schoenberg.

La pintura de Arturo Espinosa

La pintura de Arturo Espinosa es la de quien ha ganado enteros camino de la libertad, de quien ha desarrollado un mundo interior exuberante y complejo pero de manifestación pura, capaz de plasmar la instintiva lucha por la verdad del artista en unos salvajes pero pertinentes trazos de espátula, a la vez que su desvergonzada libertad cromática contribuye a la creación de arte en mayúsculas, que embarga a quien lo mira y que, por su sinceridad y valentía, no puede ser sino bello. Su peculiar universo creativo nos obsequia con el vigor de su mancha empática, con el gozo de su íntima exégesis de la naturaleza, de las marinas, de las temáticas urbanas que condensan la quintaesencia de lo vivo: el color, el sabor, la calidez y la alegría. Pasear por las calles de sus cuadros es toda una experiencia sinestésica, en la que la dureza de las ciudades queda destilada y el caldo resultante es nutritivo, embriagador y luminoso. No son menos libres y atinados sus retratos, ya sean al óleo con espátula o pincel o simples bosquejos a vuela pluma que apuntalan la esencia de un rostro con unos pocos movimientos de lapicero. Su capacidad para captar lo significativo, para encontrar los surcos de la vida en la mirada de las personas, le confiere a los sugestivos retratos cualidades dignas de las fotografías de antaño, en las que, si allí surcábamos el espíritu de la época, entendemos aquí la dimensión humana que en todos resuena. A fin de cuentas, la propuesta artística de Arturo Espinosa es la de quien ha sido tenaz en su búsqueda, que ha ido depurándose y sumergiéndose repetidas veces en sí mismo hasta que la pureza de su ser ha sido capaz de brotar sin menoscabo, en unas obras que nos recuerdan que el arte es necesario para saber cuán bellos podemos ser. Arturo Espinosa

sábado, 19 de abril de 2014

Dos grafitos más

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